¿Practican el sexo las ideas? Algunos pensadores como el optimista racional británico Matt Ridley dicen que sí: toda nueva idea es la combinación de ideas anteriores. Los hermanos Wright mezclaron la tecnología de la bicicleta, los principios que mantienen a los cometas en el aire y el motor de gasolina para inventar el primer avión. Ray Kroc fusionó la cadena de montaje de Henry Ford con la hamburguesa para inventar MacDonalds. Larry Sanger combinó la enciclopedia, con internet y con las ganas que tiene la gente de ser protagonista para inventar Wikipedia. Es lo que los economistas llaman: innovación combinatoria.
Hoy mezclaremos dos ideas para ver si podemos solucionar uno de los mayores problemas de la economía española: el escaso ahorro de sus ciudadanos. La falta de ahorro hace que bancos y cajas tengan problemas de financiación. Me explico: el negocio bancario consiste en pedir prestado pagando un interés reducido y prestar el mismo dinero cobrando un interés elevado. Bancos y cajas obtienen dinero principalmente de dos fuentes: los ahorros de los depositantes y los mercados internacionales de capitales. La crisis financiera les ha cerrado el grifo internacional por lo que hoy en día todos aspiran a capturar el ahorro de las familias españolas. El problema es que éstas no quieren ahorrar porque, para recibir un 1 o un 2 por ciento al año, no vale la pena. La competencia de bancos y cajas para intentar incentivar el ahorro privado les lleva a la patética situación de tener que regalar cámaras de fotos digitales, Ipads o cuberterías de la señorita Pepis porque subir los tipos de interés sería ruinoso para su negocio.
La falta de ahorro tiene graves consecuencias macroeconómicas porque, al no encontrar recursos, el sistema financiero no es capaz de financiar las inversiones de empresas y emprendedores y eso reduce la creación de riqueza y empleo.
El escaso interés que los españoles muestran por el ahorro contrasta con su superlativa fascinación por las apuestas: entre casinos, bingos, máquinas tragaperras, loterías, cupones diarios, cuponazos, primitivas y quinielas los españoles gastan más de ¡30.000 millones de euros al año (unos 900 euros anuales por persona adulta)! Esa cantidad de dinero que, por cierto, excluye el creciente negocio de apuestas por internet, es extravagante, sobre todo si tenemos en cuenta que los organizadores de las apuestas (el estado, la ONCE o los propietarios de casinos y bingos) solamente reparten el 69% del dinero apostado en premios. Es decir, comprar lotería es un negocio tan ruinoso que es incomprensible que tanta gente se juegue tanto dinero. De hecho, es tan incomprensible que algunos observadores lo llaman “el impuesto a la estupidez”.
¿Qué lleva a los españoles a tener esa fascinación por esas ruinosas apuestas? Los economistas de la conducta (“behavioral economists”) piensan que a la gente se le hace difícil entender lo que realmente significa una probabilidad muy pequeña: todo el mundo piensa que realmente le puede tocar la lotería de Navidad. Y la verdad es que sí que les puede tocar… pero si hay 80.000 números y uno apuesta a uno de ellos cada año, la realidad es que la lotería le va a tocar, de media, una vez cada 80.000 años. Es decir, si los primeros homo sapiens hubieran empezado a jugar hace 40.000 años, ¡a la mitad de ellos todavía no les habría tocado la lotería a día de hoy!
Otros economistas intentan explicar la propensión a jugarse el dinero basándose en un dato curioso: los pobres apuestan mucho más que los ricos. Y es que para muchos ciudadanos pobres, sin acceso a los mercados de crédito tradicionales, el billete de lotería o la quiniela es la única posibilidad que tienen, por remota que sea, para poder comprar un coche o una casa. Sea cual sea la explicación, el hecho es que los españoles, esos ciudadanos a los que no les gusta ahorrar, dedican enormes cantidades de dinero al juego.
Lo que nos lleva de nuevo a la combinación de ideas: ¿qué pasaría si mezcláramos la cuenta de ahorros con la lotería? Es decir, si por un lado los españoles no ahorran porque los tipos de interés que ofrecen los bancos son ridículamente pequeños y, por otro, se gastan fortunas en apostar, ¿por qué no se crean cuentas de ahorros que den rendimientos millonarios por sorteo? La idea sería que a los compradores de esas cuentas de ahorro, no se les pagaría el 1 o 2% anual que se paga a los ahorradores normales. En lugar de eso, se cogerían todos esos intereses y se haría un cheque de un millón de euros. Cada semana se realizaría un sorteo de ese cheque entre todos los participantes. Las probabilidades de ganar serían proporcionales al dinero que hubiera en la cuenta, y eso incentivaría a la gente a ahorrar: cuanto más dinero ahorres, más probabilidades tendrás de que te toque un millón de euros a la semana.
La idea de casar cuentas de ahorros y loterías no es nueva. De hecho, en 1694 los británicos ya la utilizaron para financiar la guerra de los nueve años y durante los años 90 del siglo XX fue introducido en diversos bancos latinoamericanos y algunos norteamericanos (en un reciente estudio publicado por el NBER, Melissa Kearney, de la Universidad de Maryland y tres coautores más, explican la historia de esa idea). El principal problema para su implementación generalizada en España sería la más que probable oposición de los reguladores del sector público. Al fin y al cabo, el gobierno recauda ingentes cantidades de recursos de bingos, casinos, tragaperras, loterías y quinielas. En este sentido, sería de esperar que el estado utilizara toda su influencia en los entes reguladores para eliminar la competencia y evitar, de esa manera, la aparición de las cuentas de ahorro-lotería.
Fuente: http://www.facebook.com/note.php?note_id=10150114546191345
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